Estás delante de una tienda de juguetes que te hará soñar con tus años de infancia. Debes agradecérselo a Xavier Garreta, quien regenta el establecimiento desde 1973. Debes saber también que el espacio de detrás de la catedral y especialmente las calles Llibreteria y Baixada de la Llibreteria han visto pasar muchas procesiones religiosas. La de domingo de ramos a finales del siglo XVIII venía desde la catedral por la plaza del Rei y bajaba por esta calle. Años antes, en época de Carlos III, la procesión de Santa Eulalia (12 de febrero) venía desde la calle del Bisbe y entraba por el extremo de Llibreteria. La procesión de Santa Eulalia transitaba por aquí porqué en el linde con la plaza de l’Àngel hubo hasta 1823 un arco que sostenía una imagen de esta santa. Confeccionada en época del último gótico, aún se conserva en el Museu de la Catedral. Según la leyenda, cuando el cuerpo de la santa era trasladado para ser enterrado, al pasar por el portal el carruaje quedó inmovilizado. Dicen que no se movió hasta que un clérigo reconoció que había robado un dedo del cadáver con el propósito de quedárselo como reliquia. La estatua se habría instalado en este punto en recuerdo del milagro.